Samuel: Segundo libro de Samuel

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Segundo libro de Samuel

Segundo libro de Samuel (2 Sm) 24 Capitulos



Autor: Posiblemente el sacerdote Abiatar
Tema: Rey David, precursor del Mesías
Palabras clave: David, Natán, Absalón, Joab, Betsabé





Segundo libro de Samuel capítulo 1
[1] Al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag. [2] Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó cayó en tierra, postrándose ante David. [3] David le preguntó: ---¿De dónde vienes? Respondió: ---Me he escapado del campamento israelita.[4] David dijo: ---¿Qué ha ocurrido? Cuéntame. Él respondió: ---La tropa huyó del campo de batalla, y muchos del pueblo cayeron en el combate; también murieron Saúl y su hijo Jonatán. [5] David preguntó entonces al muchacho que le informaba: ---¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán? [6] Respondió: ---Yo estaba casualmente en el monte Gelboé, cuando encontré a Saúl apoyado en su lanza, con los carros y los jinetes persiguiéndolo de cerca; [7] se volvió, y al verme me llamó, y yo dije: ¡A la orden![8] Me preguntó: ¿Quién eres? Respondí: Soy un amalecita. [9] Entonces me dijo: Échate encima y remátame, que estoy en agonía y no acabo de morir. [10] Me acerqué a él y lo rematé, porque vi que, una vez caído, no viviría. Luego le quité la diadema de la cabeza y el brazalete del brazo y se los traigo aquí a mi señor. [11] Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo. [12] Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada. [13] David preguntó al que le había dado la noticia: ---¿De dónde eres? Respondió: ---Soy hijo de un inmigrante amalecita. [14] Entonces David le dijo: ---¿Y cómo te atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor? [15] Llamó a uno de los oficiales y le ordenó: ---¡Acércate y mátalo! El oficial lo hirió y lo mató. [16] Y David sentenció: ---¡Eres responsable de tu muerte! Pues tu propia boca te acusó cuando dijiste: Yo he matado al ungido del Señor.[17] David entonó este lamento por Saúl y su hijo Jonatán, [18] para que lo aprendieran los de Judá --así consta en el libro de Yasar--: [19] ¡Ay la flor de Israel, herida en tus alturas! ¡Cómo cayeron los valientes! [20] En Gat no lo contéis, no lo pregonéis en las calles de Ascalón; que no se alegren las muchachas filisteas, no lo celebren las hijas de incircuncisos. [21] ¡Montes de Gelboé, altas mesetas, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros! Que allí quedó manchado el escudo de los valientes, escudo de Saúl no untado con aceite, [22] sino con sangre de heridos y enjundia de valientes. ¡Arco de Jonatán, que no volvía atrás! ¡Espada de Saúl, que nunca fallaba! [23] Saúl y Jonatán, mis amigos queridos: ni vida ni muerte los pudo separar: más ágiles que águilas, más bravos que leones. [24] Muchachas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de púrpura y de joyas, y enjoyaba con oro vuestros vestidos. [25] ¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate! ¡Jonatán, herido en tus alturas! [26] ¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que amoríos de mujeres. [27] ¡Cómo cayeron los valientes, los rayos de la guerra perecieron!
Segundo libro de Samuel capítulo 2
[1] Después consultó David al Señor: ---¿Puedo ir a alguna ciudad de Judá? El Señor le respondió: ---Sí. David preguntó: ---¿A cuál debo ir? Respondió: ---A Hebrón. [2] Entonces subieron allá David y sus dos mujeres, Ajinoán, la yezraelita, y Abigaíl, la mujer de Nabal, el de Carmel. [3] Llevó también a todos sus hombres con sus familias y se establecieron en los alrededores de Hebrón. [4] Los de Judá vinieron a ungir allí a David rey de Judá y le informaron: ---Los de Yabés de Galaad han dado sepultura a Saúl. [5] David mandó unos emisarios a los de Yabés de Galaad a decirles: ---El Señor os bendiga por esa obra de misericordia, por haber dado sepultura a Saúl, vuestro señor. [6] El Señor os trate con bondad y lealtad, que yo también os recompensaré por esa acción. [7] Ahora tened ánimo, sed valientes; Saúl, vuestro señor, ha muerto, pero Judá me ha ungido a mí rey suyo. [8] Abner, hijo de Ner, general del ejército de Saúl, había recogido a Isbaal, hijo de Saúl, lo había trasladado a Majnaym [9] y lo había nombrado rey de Galaad, de los de Aser, de Yezrael, Efraín, Benjamín y todo Israel; [10] Isbaal, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando empezó a reinar en Israel, y reinó dos años. Sólo Judá siguió a David. [11] David fue rey de Judá, en Hebrón, siete años y medio. [12] Abner, hijo de Ner, y los súbditos de Isbaal, hijo de Saúl, fueron desde Majnaym hasta Gabaón.[13] Por su parte, Joab, hijo de Seruyá, y los de David salieron de Hebrón, se los encontraron junto a una alberca de Gabaón y se detuvieron, unos a un lado de la alberca y otros al otro. [14] Abner propuso a Joab: ---Que los jóvenes se desafíen ante nosotros. Joab dijo: ---¡Muy bien! [15] Se prepararon y desfilaron doce benjaminitas por Isbaal, hijo de Saúl, y doce de los de David. [16] Cada uno agarró por la cabeza a su contrario, hundió la espada en las costillas del otro y cayeron todos a una --por eso a aquel sitio lo llaman Jelcat Hassiddim; queda junto a Gabaón--. [17] Aquel día la batalla fue muy violenta. Los de David derrotaron a Abner y a los de Israel. [18] Estaban allí los tres hijos de Seruyá: Joab, Abisay y Asael. Asael corría como un gamo y [19] persiguió a Abner derecho, sin desviarse a un lado ni a otro. [20] Abner volvió la cabeza y preguntó: ---¿Eres Asael? Respondió: ---Sí. [21] Abner le dijo: ---Desvíate a derecha o izquierda, agarra a alguno de los muchachos y quítale las armas. Pero Asael no quiso dejar de seguirlo. [22] Abner le repitió: ---Deja de perseguirme, que voy a tener que aplastarte, y, ¿con qué cara me presento luego ante tu hermano Joab? [23] Pero como Asael no quiso apartarse, Abner golpeó hacia atrás con la lanza, se la clavó en la ingle y la lanza le salió por detrás. Allí cayó y allí mismo murió. Todos los que llegaban al sitio donde Asael había muerto se paraban. [24] Joab y Abisay persiguieron a Abner. Al ponerse el sol, llegaron a la colina de Ammá, frente al valle, en el camino del páramo de Gabaón. [25] Los benjaminitas se concentraron tras Abner formando un grupo bien compacto, y aguantaron firmes en lo alto de la loma. [26] Entonces Abner le gritó a Joab: ---¿Vas a estar siempre devorando con la espada? ¿No piensas que luego acaba amargando? ¿Cuándo vas a decir a tu gente que deje de perseguir a sus hermanos? [27] Joab respondió: ---¡Vive Dios!, si no hubieras hablado, mi gente habría estado persiguiendo a sus hermanos hasta por la mañana. [28] Entonces sonó la trompa y todos se detuvieron, dejaron de perseguir a los de Israel y no reanudaron la batalla. [29] Abner y los suyos caminaron por el páramo toda aquella noche, cruzaron el Jordán, caminaron toda la mañana y llegaron a Majnaym. [30] Joab, por su parte, dejó de perseguir a Abner, congregó a toda la tropa y se vio que de los de David faltaban diecinueve hombres, más Asael. [31] En cambio, habían hecho trescientas sesenta bajas a los de Benjamín y Abner. [32] Llevaron el cadáver de Asael y lo enterraron en Belén, en la sepultura de la familia. Joab y los suyos estuvieron caminando toda la noche, y les amaneció en Hebrón.
Segundo libro de Samuel capítulo 3
[1] La guerra entre las familias de Saúl y David se prolongó. David iba afianzándose, mientras la familia de Saúl se debilitaba. [2] David tuvo varios hijos en Hebrón: el primero fue Amnón, de Ajinoán, la yezraelita; [3] el segundo fue Quilab, de Abigaíl, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, de Maacá, hija de Talmay, rey de Guesur; [4] el cuarto, Adonías, de Jaguit; el quinto, Safatías, de Abital; [5] el sexto, Yitreán, de su esposa Eglá. Ésos fueron los hijos que tuvo David en Hebrón. [6] Mientras duraba la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner fue afianzándose en la casa de Saúl. [7] Saúl había tenido una concubina llamada Rispá, hija de Ayá. Isbaal dijo a Abner: ---¿Por qué te has acostado con la concubina de mi padre? [8] A Abner le molestó mucho aquella pregunta de Isbaal y le contestó: ---¡Ni que yo fuera un perro! De modo que estoy trabajando lealmente por la casa de tu padre Saúl, sus hermanos y compañeros y no te entrego en poder de David, ¡y ahora me echas en cara un asunto de mujeres! [9] Que Dios me castigue si yo no trabajo para que se cumpla el juramento del Señor a David: [10] Le pasaré el reino de Saúl, afianzaré el trono de David sobre Israel y Judá, desde Dan hasta Berseba. [11] Isbaal, de puro miedo, no fue capaz de replicarle. [12] Entonces Abner despachó unos emisarios a Hebrón, para hacer esta propuesta a David: ---El país, ¿para quién es? --quería decir: Haz un pacto conmigo y te ayudaré a poner a todo Israel de tu parte--. [13] David respondió: ---Está bien. Yo haré un pacto contigo. Sólo te exijo una cosa: cuando vengas a verme, no te recibiré si no me traes a Mical, hija de Saúl. [14] David despachó también emisarios a Isbaal, hijo de Saúl, pidiéndole: ---Devuélveme a mi mujer Mical, con la que me casé pagando por ella cien prepucios de filisteos. [15] Entonces Isbaal mandó quitársela a su marido, Paltiel, hijo de Lais. [16] Paltiel la siguió hasta Bajurín, llorando detrás de ella. Abner le dijo: ---¡Hala, vuélvete! Y él se volvió. [17] Abner había hablado a los concejales de Israel: ---Hace algún tiempo pretendíais que David fuera vuestro rey. [18] Pues bien, ha llegado ese momento; porque el Señor dijo sobre David: Por medio de mi siervo David salvaré a mi pueblo, Israel, del poder de los filisteos y de todos sus enemigos. [19] Abner habló también a los de Benjamín. Después fue también a Hebrón a hablar personalmente con David y comunicarle lo que habían acordado Israel y Benjamín. [20] Cuando Abner, con veinte hombres, llegó a Hebrón para hablar con David, éste los convidó. [21] Abner le dijo: ---Ahora mismo iré a reunir a todo Israel ante el rey, mi señor, para que haga un pacto contigo y seas rey según tus aspiraciones. David lo despidió y él marchó en paz. [22] Pero los soldados de David venían con Joab de una correría y traían un gran botín. Abner no estaba ya en Hebrón, porque David lo había despedido y había marchado en paz. [23] Cuando entraron Joab y su ejército, les dieron la noticia: ---Ha venido Abner, hijo de Ner, a visitar al rey, y el rey lo ha despedido y se ha marchado en paz. [24] Entonces Joab se presentó al rey y le dijo: ---¿Qué has hecho? Ahora que se te había presentado Abner, ¿por qué lo has dejado irse tranquilamente? [25] ¿No sabes que Abner, hijo de Ner, vino a engañarte para averiguar tus movimientos y enterarse de lo que piensas? [26] Joab salió de palacio, y sin que David supiera nada, despachó emisarios tras Abner, que lo hicieron volver desde el Pozo de Sirá. [27] Cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a un lado de la entrada para hablar con él a solas, y allí lo hirió en la ingle y lo mató, para vengar la muerte de su hermano Asael. [28] David se enteró muy pronto y dijo: ---Ante el Señor y para siempre, yo y mi reino somos inocentes de la sangre de Abner, hijo de Ner. [29] ¡Que ella recaiga sobre Joab y su casa! No falten nunca en tu familia tiñosos, ni gonorreicos, castrados, muertos a espada y muertos de hambre [30] --Joab y su hermano Abisay asesinaron a Abner porque éste les había matado a su hermano Asael en la guerra junto a Gabaón--. [31] David ordenó a Joab y a sus acompañantes: ---Rasgad las vestiduras, y ceñíos un sayal y haced duelo por Abner. El rey David caminaba detrás del féretro. [32] Y cuando enterraron a Abner en Hebrón, el rey gritó y lloró junto a su tumba. Todos lloraron, [33] y el rey entonó este lamento por Abner: ¿Tenía que morir Abner como muere un insensato? [34] Tus manos no conocieron cadenas ni tus pies grilletes. Caíste como se cae a manos de traidores. Todos siguieron llorándolo y [35] luego se acercaron a David para obligarlo a comer mientras fuese de día, pero David juró: ---¡Que Dios me castigue si antes de ponerse el sol pruebo pan o lo que sea! [36] Cuando la gente lo supo, a todos les pareció bien, como todo lo que hacía el rey. [37] Aquel día supieron todos, y lo supo todo Israel, que el asesinato de Abner, hijo de Ner, no había sido cosa del rey. [38] El rey dijo a sus cortesanos: ---Ya veis que hoy ha caído en Israel un gran general. [39] Yo, a pesar de mi unción real, me siento débil, mientras que esa gente, los hijos de Seruyá, han sido más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor su merecido.
Segundo libro de Samuel capítulo 4
[1] Cuando Isbaal, hijo de Saúl, oyó que Abner había muerto en Hebrón, se acobardó, y todo Israel se alarmó. [2] Isbaal, hijo de Saúl, tenía dos jefes de guerrillas: uno se llamaba Baaná y el otro Recab, hijos de Rimón, el de Beerot, benjaminitas --porque también Beerot se consideraba perteneciente a Benjamín; [3] los de Beerot huyeron a Guittaym y allí siguen todavía residiendo como emigrantes--. [4] Por otra parte, Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo tullido de ambos pies: tenía cinco años cuando llegó de Yezrael la noticia de la muerte de Saúl y Jonatán; la niñera lo tomó consigo y huyó; pero lo hizo con tanta precipitación, que el niño se cayó y quedó cojo; se llamaba Meribaal.[5] Baaná y Recab, hijos de Rimón, el de Beerot, se pusieron en camino, y cuando calentaba el sol llegaron a casa de Isbaal, que estaba durmiendo la siesta. [6] La portera se había quedado dormida mientras limpiaba el trigo. Recab y su hermano Baaná entraron libremente en la casa, [7] llegaron a la alcoba donde estaba echado Isbaal y lo hirieron de muerte; luego le cortaron la cabeza, la recogieron y caminaron toda la noche a través de la estepa. [8] Llevaron la cabeza de Isbaal a David, a Hebrón, y dijeron al rey: ---Aquí está la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, que intentó matarte. El Señor ha vengado hoy al rey, mi señor, de Saúl y su estirpe. [9] Pero David dijo a Recab y Baaná, hijos de Rimón, el de Beerot: ---¡Vive el Señor, que me ha salvado la vida de todo peligro! [10] Si al que me anunció: ha muerto Saúl, creyendo darme una buena noticia, lo agarré y lo ajusticié en Sicelag, pagándole así la buena noticia, [11] con mucha mayor razón, ahora que unos malvados han asesinado a un inocente en su casa, en su cama, vengaré la sangre que habéis derramado extirpándoos de la tierra. [12] David dio una orden a sus oficiales, y los mataron. Luego les cortaron manos y pies y los colgaron junto a la alberca de Hebrón; en cuanto a la cabeza de Isbaal la enterraron en la sepultura de Abner, en Hebrón.
Segundo libro de Samuel capítulo 5
[1] Todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a decirle a David: ---Aquí nos tienes. Somos de la misma sangre. [2] Ya antes, cuando todavía Saúl era nuestro rey, tú eras el verdadero general de Israel. El Señor te dijo: Tú pastorearás a mi pueblo, Israel; tú serás jefe de Israel. [3] Todos los concejales de Israel fueron a Hebrón para visitar al rey. El rey David hizo un pacto con ellos, en Hebrón, ante el Señor; y ellos ungieron a David rey de Israel. [4] Tenía treinta años cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años; [5] en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. [6] El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país. Los jebuseos dijeron a David: ---No entrarás aquí, te rechazarán los ciegos y los cojos --era una manera de decir que David no entraría--. [7] Pero David conquistó la fortaleza de Sión, o sea, la llamada Ciudad de David. [8] David había dicho aquel día: ---El que quiera derrotar a los jebuseos, que se meta por el canal... --a esos cojos y ciegos los detesta David, por eso se dice: Ni cojo ni ciego entren en el templo--. [9] David se instaló en la fortaleza y la llamó Ciudad de David. Después edificó una muralla en torno, desde el terraplén hacia adentro. [10] David iba creciendo en poderío y el Señor Todopoderoso estaba con él. [11] Jirán, rey de Tiro, mandó una embajada a David con madera de cedro, carpinteros y canteros para construirle un palacio. [12] Así comprendió David que el Señor lo engrandecía como rey de Israel y que engrandecía su reino por amor a su pueblo, Israel. [13] Después que vino de Hebrón, David tomó en Jerusalén otras concubinas y esposas, que le dieron más hijos e hijas. [14] Los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén son: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, [15] Yibjar, Elisúa, Néfeg, Yafía, [16] Elisamá, Elyadá y Elifálet. [17] Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey de Israel, subieron todos a por él. David se enteró y bajó a la fortaleza de Adulán. [18] Los filisteos habían llegado y se habían desplegado en Valrefaím. [19] David consultó al Señor: ---¿Puedo atacar a los filisteos? ¿Me los entregarás? El Señor le respondió: ---Atácalos que yo te los entrego. [20] David fue a Baal-Perasim y allí los derrotó. Y comentó: El Señor ha abierto una brecha en el frente enemigo, como brecha de agua en un dique --por eso aquel sitio se llama Las Brechas--. [21] Los filisteos dejaron abandonados allí sus ídolos; David y sus hombres los recogieron. [22] Los filisteos hicieron otra incursión y se desplegaron en el Valle de Refaím. [23] David consultó al Señor, que le respondió: ---No ataques. Rodéalos por detrás, y luego atácalos frente a las moreras. [24] Cuando sientas rumor de pasos en la copa de las moreras, lánzate al ataque, porque entonces el Señor sale delante de ti a derrotar al ejército filisteo. [25] David hizo tal como le mandó el Señor, y derrotó a los filisteos desde Gueba hasta la entrada en Guézer.
Segundo libro de Samuel capítulo 6
[1] David reunió nuevamente a los mozos israelitas, treinta mil hombres. [2] Con todo su ejército emprendió la marcha a Baalá de Judá, para trasladar de allí el arca de Dios, que lleva la inscripción: Señor Todopoderoso, entronizado sobre querubines. [3] Pusieron el arca de Dios en un carro nuevo [4] y la sacaron de casa de Abinadab, en Guibeá. Uzá y Ajió, hijos de Abinadab, guiaban el carro con el arca de Dios; Ajió marchaba delante del arca. [5] David y los israelitas iban danzando ante el Señor con todo entusiasmo, cantando al son de cítaras y arpas, panderos, sonajas y platillos. [6] Cuando llegaron a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uzá alargó la mano al arca de Dios para sujetarla.[7] El Señor se encolerizó contra Uzá por su atrevimiento, lo hirió y murió allí mismo, junto al arca de Dios. [8] David se enfadó porque el Señor había arremetido contra Uzá, y puso a aquel sitio el nombre de Peres Uzá, y así se llama ahora. [9] Aquel día David temió al Señor, y dijo: ---¿Cómo va a venir a mi casa el arca del Señor? [10] Y no quiso llevar a su casa, a la Ciudad de David, el arca del Señor, sino que la trasladó a casa de Obededom, el de Gat. [11] El arca del Señor estuvo tres meses en casa de Obededom, el de Gat, y el Señor bendijo a Obededom y su familia. [12] Informaron a David: ---El Señor ha bendecido a la familia de Obededom y toda su hacienda en atención al arca de Dios. Entonces fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. [13] Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. [14] E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino. [15] Así iban David y los israelitas llevando el arca del Señor entre vítores y al sonido de las trompetas. [16] Cuando el arca del Señor entraba en la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, estaba mirando por la ventana, y al ver al rey David haciendo piruetas y cabriolas delante del Señor lo despreció en su interior. [17] Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor, [18] y cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor Todopoderoso; [19] luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de pasas de uvas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa. [20] David se volvió para bendecir a su casa, y Mical, hija de Saúl, salió a su encuentro y dijo: ---¡Cómo se ha lucido el rey de Israel, desnudándose a la vista de las criadas de sus ministros, como lo haría un bufón cualquiera! [21] David le respondió: ---Ante el Señor, que me eligió en lugar de tu padre y de toda tu familia para constituirme jefe de su pueblo, yo bailaré [22] y me humillaré todavía más; si a ti te parece despreciable ante las criadas que dices, ante ésas ganaré prestigio. [23] Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos en toda su vida.
Segundo libro de Samuel capítulo 7
[1] Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz con sus enemigos de alrededor, [2] dijo el rey al profeta Natán: ---Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras el arca de Dios vive en una tienda. [3] Natán le respondió: ---Anda, haz lo que tienes pensado, que el Señor está contigo. [4] Pero aquella noche recibió Natán esta Palabra del Señor: [5] ---Ve a decir a mi siervo David: Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? [6] Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta hoy no he habitado en una casa, sino que he viajado de acá para allá en una tienda que me servía de santuario. [7] Y en todo el tiempo que viajé de acá para allá con los israelitas, ¿encargué acaso a algún juez de Israel, a los que mandé pastorear a mi pueblo, Israel, que me construyese una casa de cedro? [8] Pues bien, di esto a mi siervo David: Así dice el Señor Todopoderoso: Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para ser jefe de mi pueblo, Israel. [9] Yo he estado contigo en todas tus empresas; he aniquilado a todos tus enemigos; te haré famoso como a los más famosos de la tierra; [10] daré un puesto a mi pueblo, Israel: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, sin que los malvados vuelvan a humillarlo como lo hacían antes, [11] cuando nombré jueces en mi pueblo, Israel. Te daré paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. [12] Y cuando hayas llegado al término de tu vida y descanses con tus antepasados, estableceré después de ti a un descendiente tuyo, nacido de tus entrañas, y consolidaré su reino. [13] Él edificará un templo en mi honor y yo consolidaré su trono real para siempre. [14] Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes, como lo hacen los hombres; [15] pero no le retiraré mi lealtad como se la retiré a Saúl, al que aparté de mi presencia. [16] Tu casa y tu reino durarán para siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre. [17] Natán comunicó a David toda la visión y todas estas palabras. [18] Entonces el rey David fue a presentarse ante el Señor, y dijo: ---¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí?[19] ¡Y por si fuera poco para ti, mi Señor, has hecho una promesa a la casa de tu siervo para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor! [20] ¿Qué más puede añadirte David si tú, mi Señor, conoces a tu siervo? [21] Por tu palabra, y según tus designios, has sido magnánimo con tu siervo, revelándole estas cosas. [22] Por eso eres grande, mi Señor, como hemos oído; no hay nadie como tú, no hay Dios fuera de ti. [23] ¿Y qué nación hay en el mundo como tu pueblo, Israel, a quien Dios ha venido a librar para hacerlo suyo, y a darle renombre, y a hacer prodigios terribles en su favor, expulsando a las naciones y a sus dioses ante el pueblo que libraste de Egipto? [24] Has establecido a tu pueblo, Israel, como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. [25] Ahora, pues, Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra. [26] Que tu nombre sea siempre famoso. Que digan: ¡El Señor Todopoderoso es Dios de Israel! Y que la casa de tu siervo David permanezca en tu presencia. [27] Tú, Señor Todopoderoso, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: Te edificaré una casa; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria.[28] Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. [29] Dígnate bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.
Segundo libro de Samuel capítulo 8
[1] Más adelante David derrotó a los filisteos y los sometió, arrebatándoles la capital, Gat. [2] Derrotó a los moabitas: los hizo echarse en tierra y los midió con un cordel; los que quedaron dentro de dos medidas de cordel fueron condenados a muerte, y dejó con vida a los que quedaron dentro de una medida de cordel. Los moabitas pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo. [3] Derrotó también a Hadadezer, hijo de Rejob, rey de Sobá, cuando iba a restablecer su soberanía en la región del Éufrates. [4] David le capturó mil setecientos jinetes y veinte mil soldados de infantería, y desjarretó los caballos de tiro, dejando el tiro de cien carros. [5] Los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadadezer, rey de Sobá, pero David les mató veintidós mil hombres, [6] e impuso gobernadores a los sirios de Damasco, que quedaron vasallos de David sometidos a tributo. El Señor dio a David la victoria en todas sus campañas. [7] Recogió las insignias de oro que llevaban los oficiales de Hadadezer, y los llevó a Jerusalén. [8] Y en Téjab y Berotay, poblaciones de Hadadezer, recogió una cantidad enorme de bronce. [9] Tou, rey de Jamat, oyó que David había derrotado al ejército de Hadadezer, [10] y despachó a su hijo Yorán para saludar al rey David y darle la enhorabuena por el combate y la derrota de Hadadezer, porque Hadadezer atacaba a Tou con frecuencia. Yorán llevó una vajilla de plata, oro y bronce. [11] El rey David consagró al Señor estos regalos, añadiéndolos a la plata y al oro que había tomado a las naciones sometidas [12] --Edom, Moab, los amonitas, filisteos, Amalec y Hadadezer, hijo de Rejob, rey de Sobá-- y que había consagrado al Señor. [13] Cuando David, victorioso de Damasco, derrotó a Edom en Gue Hammélaj, matándole dieciocho mil hombres, y aumentó su fama, [14] impuso gobernadores a Edom, que quedó como vasallo de David. El Señor dio a David la victoria en todas sus campañas. [15] David reinó sobre todo Israel y gobernó con justicia a su pueblo. [16] Joab, hijo de Seruyá, era general en jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, heraldo; [17] Sadoc, hijo de Ajitob, y Abiatar, hijo de Ajimélec, sacerdotes; Sisá, cronista; [18] Benayas, hijo de Yehoyadá, jefe de los quereteos y peleteos. Y los hijos de David oficiaban en el culto.
Segundo libro de Samuel capítulo 9
[1] David preguntó: ---¿Queda alguno de la familia de Saúl a quien yo pueda favorecer por amor a Jonatán? [2] La familia de Saúl había tenido un criado que se llamaba Sibá; lo trajeron y el rey le preguntó: ---¿Eres Sibá? Él respondió: ---Sí, para servirte. [3] El rey le preguntó: ---¿Y no queda ya nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda favorecer por amor de Dios? Sibá le respondió: ---Queda todavía un hijo de Jonatán, tullido de ambos pies. [4] El rey le preguntó: ---¿Dónde está? Sibá le contestó: ---En Lodabar, en casa de Maquir, hijo de Amiel. [5] El rey David mandó que lo trajeran de allí. [6] Cuando Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl se presentó ante David, cayó con el rostro en tierra y se postró. David le dijo: ---¿Eres Meribaal? Él respondió: ---Sí, para servirte. [7] David le dijo: ---No temas, porque estoy decidido a favorecerte por amor a Jonatán, tu padre; te devolveré todas las tierras de tu abuelo, Saúl, y comerás siempre a mi mesa. [8] Meribaal se postró y dijo: ---¿Qué soy yo para que te fijes en un perro muerto como yo? [9] El rey llamó entonces a Sibá, criado de Saúl, y le dijo: ---Todas las posesiones de Saúl y su familia se las entrego al hijo de tu amo. [10] Tú, tus hijos y tus siervos le cultivaréis las tierras y le entregaréis las cosechas para su sustento. Meribaal, hijo de tu amo, comerá siempre a mi mesa. Sibá, que tenía quince hijos y veinte esclavos, [11] contestó al rey: ---Tu siervo hará todo lo que el rey le mande. Meribaal comía a la mesa de David, como uno de los hijos del rey. [12] Tenía un hijo pequeño, llamado Micá, y toda la casa de Sibá estaba al servicio de Meribaal, [13] que se trasladó a Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey. Meribaal estaba impedido de ambos pies.
Segundo libro de Samuel capítulo 10
[1] Murió después el rey de los amonitas, y su hijo Janún le sucedió en el trono. [2] David dijo: ---Voy a devolverle a Janún, hijo de Najás, los favores que me hizo su padre. Y por medio de unos embajadores le envió el pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los embajadores de David entraron en territorio amonita, [3] los generales amonitas dijeron a su señor Janún: ---¿Crees que David te da el pésame para mostrarte su estima por tu padre? ¿No será para examinar la ciudad, explorarla y después destruirla? [4] Janún apresó a los embajadores de David, les afeitó media barba, les cortó la ropa por la mitad, a la altura de las nalgas, y los despidió. Ellos volvieron avergonzados. [5] Se lo comunicaron a David que les envió este mensaje: ---Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y luego venid. [6] Cuando los amonitas cayeron en la cuenta de que habían provocado a David, mandaron gente a contratar veinte mil mercenarios de infantería de los sirios de Bet-Rejob y de los de Sobá, mil hombres del rey de Maacá y doce mil del rey de Tob. [7] Al saberlo David, mandó a Joab con todo el ejército y sus guerreros. [8] Los amonitas salieron a la guerra y formaron para la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los sirios de Sobá, Bet-Rejob y la gente de Tob y Maacá se quedaban aparte, en el campo. [9] Joab se vio envuelto por delante y por detrás; entonces escogió un grupo de soldados israelitas y los formó frente a los sirios. [10] A la tropa restante la formó frente a los amonitas, al mando de su hermano Abisay,[11] con esta consigna: ---Si los sirios me pueden, ven a librarme, y si los amonitas te pueden a ti, yo iré a librarte. [12] ¡Ánimo! Por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios luchemos valientemente, y que el Señor haga lo que le agrade. [13] Joab y los suyos trabaron combate con los sirios y los pusieron en fuga. [14] Los amonitas, al ver que los sirios huían, huyeron también ellos ante Abisay, y se metieron en la ciudad. Joab se volvió a Jerusalén, suspendiendo el ataque a los amonitas. [15] Viéndose derrotados por Israel, los sirios se reagruparon. [16] Hadadezer ordenó movilizar a los sirios de la otra parte del río, y vinieron a Jelán, a las órdenes de Sobac, general en jefe del ejército de Hadadezer. [17] Cuando informaron a David, concentró todo el ejército de Israel, cruzaron el Jordán y marcharon hacia Jelán. Los sirios formaron frente a David y se entabló la batalla. [18] Los sirios huyeron ante los israelitas; David les mató setecientos caballos de tiro y cuarenta mil hombres, e hirió a Sobac, general del ejército, que murió allí mismo. [19] Al ver los reyes vasallos de Hadadezer que éste había sido derrotado por Israel, hicieron las paces con Israel, sometiéndose; en adelante, los sirios no se atrevieron a auxiliar a los amonitas.
Segundo libro de Samuel capítulo 11
[1] Al año siguiente, en la época en que los reyes van a la guerra, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel a devastar la región de los amonitas y sitiar a Rabá. David, mientras tanto, se quedó en Jerusalén, [2] y un día, a eso del atardecer, se levantó de la cama y se puso a pasear por la azotea de palacio, y desde la azotea vio a una mujer bañándose, una mujer muy bella. [3] David mandó a preguntar por la mujer, y le dijeron: ---Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías, el hitita. [4] David mandó a unos para que se la trajesen; llegó la mujer, y David se acostó con ella, que estaba purificándose de su regla. [5] Después Betsabé volvió a su casa; quedó encinta y mandó este aviso a David: ---Estoy encinta. [6] Entonces David mandó esta orden a Joab: ---Mándame a Urías, el hitita. [7] Joab se lo mandó. Cuando llegó Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra. [8] Luego le dijo: ---Anda a casa a lavarte los pies. Urías salió de palacio y detrás de él le llevaron un regalo del rey. [9] Pero Urías durmió a la puerta de palacio, con los guardias de su señor; no fue a su casa. [10] Avisaron a David que Urías no había ido a su casa, y David le dijo: ---Has llegado de viaje, ¿por qué no vas a casa?[11] Urías le respondió: ---El arca, Israel y Judá viven en tiendas; Joab, mi jefe, y sus oficiales acampan al raso; ¿y yo voy a ir a mi casa a banquetear y a acostarme con mi mujer? ¡Vive el Señor y por tu vida, no haré tal! [12] David le dijo: ---Quédate aquí hoy, que mañana te dejaré ir. Urías se quedó en Jerusalén aquel día. Al día siguiente, [13] David lo convidó a un banquete y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió para acostarse con los guardias de su señor, y no fue a su casa. [14] A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab y se la mandó por medio de Urías. [15] El texto de la carta decía: Pon a Urías en primera fila, donde sea más recia la lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera. [16] Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos. [17] Los de la ciudad hicieron una salida, trabaron combate con Joab, y hubo algunas bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita. [18] Joab mandó a David el parte de guerra,[19] ordenando al mensajero: ---Cuando acabes de dar el parte al rey, [20] si el rey monta en cólera y te pregunta: ¿Por qué os acercasteis a la ciudad a combatir? ¿Acaso no sabíais que los arqueros disparan de lo alto de la muralla? [21] ¿Quién hirió a Abimelec, hijo de Yerubaal? ¡Una mujer, que desde lo alto de la muralla, le dejó caer encima una piedra de moler, y así murió en Tebes! ¿Por qué os acercasteis a la muralla?, tú entonces añades: Ha muerto también tu siervo Urías, el hitita. [22] Marchó el mensajero, se presentó a David y le comunicó el mensaje de Joab. David se enfadó, [23] pero el mensajero le dijo: ---Es que el enemigo se lanzó contra nosotros, haciendo una salida a campo abierto; nosotros los rechazamos hasta la entrada de la ciudad, [24] y entonces los arqueros nos dispararon desde la muralla; murieron algunos de los soldados del rey y también murió tu siervo Urías, el hitita. [25] Entonces David dijo al mensajero: ---Dile a Joab que no se preocupe por lo que ha pasado; porque así es la guerra: un día cae uno y otro día cae otro; que insista en dar el asalto a la ciudad hasta arrasarla. Y tú anímalo. [26] La mujer de Urías oyó que su marido había muerto e hizo duelo por él. [27] Cuando pasó el luto, David mandó a por ella y la recogió en su casa; la tomó por esposa, y le dio a luz un hijo. Pero el Señor reprobó lo que había hecho David.
Segundo libro de Samuel capítulo 12
[1] El Señor envió a Natán. Entró Natán ante el rey y le dijo: ---Había dos hombres en un pueblo: uno rico y otro pobre. [2] El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes;[3] el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. [4] Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, tomó la cordera del pobre y convidó a su huésped. [5] David se puso furioso contra aquel hombre, y dijo a Natán: ---¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! [6] No quiso respetar lo del otro, pagará cuatro veces el valor de la cordera. [7] Entonces Natán dijo a David: ---¡Eres tú! Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel, te libré de Saúl, [8] te di la hija de tu señor, puse en tus brazos sus mujeres, te di la casa de Israel y Judá, y por si fuera poco te daré otros favores. [9] ¿Por qué te has burlado del Señor haciendo lo que él reprueba? Has asesinado a Urías, el hitita, para casarte con su mujer matándolo a él con la espada amonita. [10] Por eso, la espada no se apartará jamás de tu casa, por haberte burlado de mí casándote con la mujer de Urías, el hitita. [11] Así dice el Señor: Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. [12] Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día. [13] David dijo a Natán: ---¡He pecado contra el Señor! Natán le respondió: ---El Señor ya ha perdonado tu pecado, no morirás. [14] Pero por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá. [15] Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. [16] David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. [17] Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó, ni quiso comer nada con ellos.[18] El séptimo día murió el niño. Los cortesanos de David temieron darle la noticia de que había muerto el niño, porque se decían: Si cuando el niño estaba vivo le hablábamos al rey y no atendía a lo que decíamos, ¿cómo le decimos ahora que ha muerto el niño? ¡Hará un disparate! [19] David notó que sus cortesanos andaban cuchicheando y adivinó que había muerto el niño. Les preguntó: ---¿Ha muerto el niño? Ellos dijeron: ---Sí. Entonces David se levantó del suelo, [20] se bañó y se mudó; fue al templo a adorar al Señor; luego fue a palacio, pidió la comida, se la sirvieron y comió. [21] Sus cortesanos le dijeron: ---¿Qué manera de proceder es ésta? ¡Ayunabas y llorabas por el niño cuando estaba vivo, y en cuanto ha muerto te levantas y te pones a comer! [22] David respondió: ---Mientras el niño estaba vivo ayuné y lloré, pensando que quizá el Señor se apiadaría de mí y el niño se sanaría. [23] Pero ahora ha muerto, ¿qué saco con ayunar? ¿Podré hacerlo volver? Soy yo quien irá donde él, él no volverá a mí. [24] Luego consoló a su mujer, Betsabé, fue y se acostó con ella. Betsabé dio a luz un hijo, y David le puso el nombre de Salomón; el Señor lo amó, [25] y envió al profeta Natán, que le puso el nombre de Yedidías por orden del Señor. [26] Mientras tanto, Joab había atacado a la capital de los amonitas y se había apoderado de ella. [27] Despachó unos mensajeros que dijeran a David: ---He atacado Rabá. He conquistado el barrio de los aljibes. [28] Moviliza a los reservistas, acampa contra la fortaleza y ocúpala tú; si no, la conquistaré yo y le pondrán mi nombre. [29] David llamó a filas a los reservistas, marchó a Rabá, la atacó y la conquistó. [30] Le quitó al dios Malcom la corona --que pesaba treinta kilos de oro--, y una piedra preciosa que David puso en su diadema, y se llevó un botín inmenso de la ciudad. [31] Hizo salir a todos los habitantes y los puso a trabajar con sierras, escoplos y hachas, y a trabajar en las tejeras. Hizo lo mismo con todas las poblaciones de los amonitas. Después David volvió a Jerusalén con todo el ejército.
Segundo libro de Samuel capítulo 13
[1] Pasó cierto tiempo. Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy guapa, llamada Tamar, y Amnón, hijo de David, se enamoró de ella tan apasionadamente, [2] que se puso enfermo por ella, porque su hermana Tamar era soltera, y a Amnón le parecía imposible intentar nada con ella. [3] Amnón tenía un amigo llamado Jonadab, hijo de Samá, hermano de David. Jonadab era muy hábil, [4] y le dijo: ---¿Qué te pasa, príncipe, que cada día tienes peor cara? ¿Por qué no me lo cuentas? Amnón respondió: ---Es por Tamar, la hermana de mi hermano Absalón; estoy enamorado de ella. [5] Entonces Jonadab le propuso: ---Acuéstate como que estás enfermo, y cuando tu padre vaya a verte, le pides que envíe a tu hermana Tamar a darte de comer: que te prepare algo allí delante, para que tú lo veas, y te lo sirva ella misma. [6] Amnón se acostó y se fingió enfermo. El rey fue a verlo y Amnón le dijo: ---Por favor, que venga mi hermana Tamar y me fría aquí delante dos buñuelos y que me los sirva ella misma. [7] David envió un recado a casa de Tamar: ---Vete a casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer. [8] Tamar fue a casa de su hermano Amnón, que estaba acostado, tomó harina, la amasó, la preparó y frió los buñuelos delante de Amnón. [9] Luego los sacó de la sartén delante de él, pero Amnón no quiso comer, y ordenó: ---¡Salid todos! Cuando salieron todos, [10] Amnón dijo a Tamar: ---Trae la comida a la alcoba y dame tú misma de comer. Tamar tomó los buñuelos y se los llevó a su hermano a la alcoba; [11] pero al acercarse a él para darle de comer, Amnón la sujetó y le dijo: ---Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. [12] Ella replicó: ---No, hermano mío; no me fuerces, que eso no se hace en Israel, no cometas tal infamia. [13] ¿Dónde iré yo con mi deshonra? Tú quedarás como un villano en Israel. Por favor, díselo al rey, que no se opondrá a que yo sea tuya. [14] Pero Amnón no le hizo caso, la forzó violentamente y se acostó con ella. [15] Después sintió un terrible odio hacia ella, un odio mayor que el amor que le había tenido, y le dijo: ---¡Levántate, vete! [16] Pero ella le suplicó: ---¡No, hermano; despacharme ahora sería una maldad más grave que la que acabas de hacer conmigo! Pero él no le hizo caso; [17] llamó a un sirviente y ordenó: ---¡Echa a ésa a la calle! ¡Y ciérrale la puerta! [18] Ella llevaba una túnica con mangas, porque así vestían tradicionalmente las hijas solteras del rey. El sirviente la sacó a la calle y le cerró la puerta. [19] Tamar se echó polvo a la cabeza, se rasgó la túnica y se fue gritando por el camino, con las manos en la cabeza. [20] Su hermano Absalón le preguntó: ---¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Bueno, hermana, tú calla; es tu hermano, no te atormentes por eso. Tamar se quedó, desolada, en casa de su hermano Absalón. [21] El rey David oyó lo que había pasado y se indignó --pero no quiso dar un disgusto a su hijo Amnón, a quien amaba por ser su primogénito--. [22] Absalón no dirigió una palabra ni buena ni mala a Amnón, pero le guardó rencor por haber violado a su hermana Tamar. [23] Dos años después, la gente de Absalón estaba esquilando sus ovejas en Baal-Jasor, junto a Efrón, y Absalón convidó a todos los hijos del rey. [24] Se presentó al rey y le dijo: ---Tu servidor está ahora esquilando las ovejas. Dígnese venir conmigo el rey y su corte. [25] El rey respondió: ---No, hijo; no vamos a ir todos a serte una carga. Él insistió, pero David no quiso ir, y lo despidió con su bendición. [26] Absalón le dijo: ---Que venga con nosotros por lo menos mi hermano Amnón. El rey preguntó: ---¿Para qué va a ir contigo? [27] Pero Absalón insistió, y entonces David mandó con él a Amnón y a todos los hijos del rey. Absalón preparó un banquete regio [28] y ordenó a sus criados: ---Fijaos, cuando Amnón esté ya bebido y yo os dé la orden de herirlo, lo matáis, sin miedo ninguno; os lo mando yo. ¡Ánimo, sed valientes! [29] Los criados de Absalón cumplieron sus órdenes. Entonces todos los hijos del rey emprendieron la huida cada uno en su mulo. [30] Iban todavía de camino, y ya le llegó a David la noticia: ---¡Absalón ha matado a todos los hijos del rey y no queda ninguno! [31] El rey se levantó, se rasgó las vestiduras y se echó por tierra. Todos los ministros se rasgaron las vestiduras. [32] Pero Jonadab, hijo de Samá, hermano de David, dijo: ---No piense su majestad que han matado a todos los hijos del rey. Sólo ha muerto Amnón. Absalón lo decidió el día que Amnón violó a su hermana Tamar. [33] Así que no se preocupe su majestad pensando que han muerto todos los hijos del rey, porque sólo ha muerto Amnón, [34] y Absalón ha huido. El centinela, alzando la vista, vio un gran gentío por el camino de Joronaín, en la cuesta, y avisó al rey: ---He visto gente por el camino de Joronaín, por la ladera del monte. [35] Jonadab dijo al rey: ---Son los hijos del rey que llegan. Pasa lo que decía tu servidor. [36] Acababa de hablar, cuando entraron los hijos del rey gritando y llorando. También el rey y toda su corte se echaron a llorar inconsolables. [37] Absalón fue a refugiarse en el territorio de Talmay, hijo de Amihud. El rey David guardó luto por su hijo todo aquel tiempo. [38] Absalón fue a refugiarse en el territorio de Guesur, donde permaneció tres años. [39] Pero después de calmar su dolor por la muerte de Amnón, el rey cesó en su cólera contra Absalón.
Segundo libro de Samuel capítulo 14
[1] Joab, hijo de Seruyá, comprendió que el rey volvía a querer a Absalón. [2] Entonces mandó a Tecua unos hombres para que trajeran de allí a una mujer habilidosa. Joab le dijo: ---Haz como que estás de luto, ponte ropa de luto y no te perfumes; tienes que parecer una mujer que ya hace mucho tiempo lleva luto por un difunto. [3] Te presentas al rey y le dices esto. Y Joab le ensayó toda la escena. [4] La mujer se presentó ante el rey y cayó rostro en tierra diciendo: ---Majestad, ¡sálvame! [5] Rey: ---¿Qué te pasa? Mujer: ---¡Ay de mí! Soy una viuda, murió mi marido. [6] Tu servidora tenía dos hijos; riñeron los dos en el campo, sin que nadie los separase, y uno de ellos hirió al otro y lo mató. [7] Y ahora resulta que toda la familia se ha puesto en contra de tu servidora; dicen que les entregue al homicida para matarlo, para vengar la muerte de su hermano, y acabar así con el heredero. ¡Así me apagarán la última brasa que me queda, y mi marido se quedará sin apellido ni descendencia sobre la tierra! [8] Rey: ---Vete a casa, que yo me encargo de tu asunto. [9] Mujer: ---Majestad, yo y mi casa cargaremos con la responsabilidad; el rey y su trono no serán responsables. [10] Rey: ---Si alguno se mete contigo, tráemelo y no te molestará más. [11] Mujer: ---¡Que el rey pronuncie el Nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el daño acabando con mi hijo! Rey: ---¡Vive el Señor, no caerá en tierra un solo cabello de tu hijo! [12] Mujer: ---¿Puedo añadir una palabra al rey, mi señor? Rey: ---Habla. [13] Mujer: ---Con lo que acabas de decir, te condenas a ti mismo, porque al no dejar que vuelva el desterrado estás maquinando contra el pueblo de Dios. [14] Todos hemos de morir; somos agua derramada en tierra, que no se puede recoger. Dios no dará muerte al que toma medidas para que no siga en el destierro el desterrado. [15] He venido a decir esto al rey porque algunos me han metido miedo, y tu servidora pensó: Voy a hablarle al rey, a lo mejor sigue mi consejo; [16] el rey comprenderá y librará a su servidora de los que intentan extirparnos de la heredad de Dios a mí y a mi hijo a la vez. [17] Tu servidora pensó: La palabra del rey, mi señor, me servirá de alivio, porque el rey es como un enviado de Dios, que sabe distinguir el bien y el mal. ¡El Señor, tu Dios, esté contigo! [18] Rey: ---No me ocultes nada de lo que voy a preguntarte. Mujer: ---Habla, majestad.[19] Rey: ---¿No está la mano de Joab detrás de todo esto? Mujer: ---¡Majestad, por tu vida! Las palabras de vuestra majestad han dado en el blanco. Tu siervo Joab es quien me mandó y me ensayó toda la escena. [20] Ideó esto para no presentar el asunto de frente; pero mi señor posee la sabiduría de un enviado de Dios y conoce todo lo que pasa en la tierra. [21] El rey dijo a Joab: ---Ya ves que he dado mi palabra. Anda a traer al muchacho, Absalón. [22] Joab se postró rostro en tierra, haciendo una reverencia, dio las gracias al rey: ---Majestad, hoy he visto que estás bien dispuesto conmigo, porque has accedido a la petición de tu siervo. [23] Se levantó y marchó a Guesur y trajo a Absalón a Jerusalén. [24] El rey ordenó: ---Que se vaya a su casa, porque no quiero recibirlo. Absalón volvió a su casa, sin ser recibido por el rey. [25] No había en todo Israel hombre más guapo ni tan admirado como Absalón: de pies a cabeza no tenía un defecto. [26] Cuando se cortaba el pelo --acostumbraba hacerlo de año en año, porque le pesaba mucho--, el pelo cortado pesaba más de dos kilos en la balanza del rey. [27] Tuvo tres hijos y una hija, llamada Tamar, una muchacha muy guapa. [28] Absalón residió en Jerusalén dos años sin ser recibido por el rey. [29] Entonces llamó a Joab, para que fuera al rey como enviado suyo, pero Joab no quiso ir; lo llamó por segunda vez, y tampoco quiso. [30] Absalón dijo a sus criados: ---Mirad, Joab tiene sembrada cebada en la tierra junto a la mía. Id a quemársela. Los criados de Absalón la incendiaron. [31] Entonces fue Joab a casa de Absalón y le dijo: ---¿Por qué tus criados han quemado mi tierra? [32] Absalón contestó: ---Mira, mandé a decirte que vinieras para enviarte al rey con este mensaje: ¿Para qué he vuelto de Guesur? ¡Mejor estaba allí! Quiero que el rey me reciba, y si soy culpable, que me mate. [33] Joab fue a decírselo al rey. El rey llamó a Absalón, que se presentó ante él y le hizo una reverencia rostro en tierra, y el rey abrazó a Absalón.
Segundo libro de Samuel capítulo 15
[1] Absalón se agenció inmediatamente una carroza, caballos y cincuenta hombres de escolta. [2] Se ponía temprano junto a la entrada de la ciudad, llamaba a los que iban con algún pleito al tribunal del rey y les decía: ---¿De qué población eres? El otro respondía: ---Tu servidor es de tal tribu israelita. [3] Entonces Absalón decía: ---Mira, tu caso es justo y está claro; pero nadie te va a atender en la audiencia del rey. [4] Y añadía: ---¡Ah, si yo fuera juez en el país! Podrían acudir a mí los que tuvieran pleitos o asuntos y yo les haría justicia. [5] Y cuando se le acercaba alguno postrándose ante él, Absalón le tendía la mano, lo alzaba y lo besaba. [6] Así hacía con todos los israelitas que iban al tribunal del rey, y así se los iba ganando. [7] Al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey: ---Déjame ir a Hebrón, a cumplir una promesa que hice al Señor, [8] porque cuando estuve en Guesur de Siria hice esta promesa: Si el Señor me deja volver a Jerusalén, le ofreceré un sacrificio en Hebrón. [9] El rey le dijo: ---Vete en paz. Absalón emprendió la marcha hacia Hebrón, [10] pero despachó emisarios a todas las tribus de Israel con este encargo: ---Cuando oigáis el sonido de la trompeta decid: ¡Absalón es rey de Hebrón![11] Desde Jerusalén marcharon con Absalón doscientos convidados; caminaban inocentemente, sin sospechar nada. [12] Durante los sacrificios, Absalón mandó gente a Guiló para hacer venir del pueblo a Ajitófel, el guilonita, consejero de David. La conspiración fue tomando fuerza, porque aumentaba la gente que seguía a Absalón. [13] Pero uno llevó esta noticia a David: ---Los israelitas se han puesto de parte de Absalón. [14] Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: ---¡Ea, huyamos! Que si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros y pase a cuchillo la población. [15] Los cortesanos le respondieron: ---Lo que vuestra majestad decida. ¡A tus órdenes! [16] El rey dejó diez concubinas para cuidar del palacio y salió acompañado de toda su corte. [17] Se detuvieron junto a la última casa de la ciudad; [18] los ministros se colocaron a su lado y los quereteos, los peleteos, Itay y los de Gat --los seiscientos hombres que lo habían seguido desde Gat-- fueron pasando ante el rey. [19] El rey dijo a Itay, el de Gat: ---¿Por qué vas a venir tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey, que también tú eres un extranjero, lejos de tu tierra. [20] Llegaste ayer, ¿cómo voy a permitir que salgas hoy errante con nosotros, cuando yo mismo marcho sin rumbo? Vuélvete y llévate a tus paisanos. ¡Que el Señor sea bueno y leal contigo! [21] Pero Itay respondió: ---¡Vive el Señor y vive el rey, mi señor, donde esté el rey, mi señor, allí estaré yo, en vida y en muerte. [22] Entonces el rey le dijo: ---Anda, pasa. Y pasó Itay, el de Gat, con sus hombres y sus niños. [23] Toda la gente lloraba y gritaba. El rey estaba junto al torrente Cedrón, mientras todos iban pasando ante él por el camino del páramo. [24] Sadoc, con los levitas, llevaban el arca de la alianza de Dios y la depositaron junto a Abiatar, hasta que toda la gente salió de la ciudad. [25] Entonces el rey dijo a Sadoc: ---Vuélvete con el arca de Dios a la ciudad. Si alcanzo el favor del Señor, me dejará volver a ver el arca y su morada. [26] Pero si dice que no me quiere, aquí me tiene, haga de mí lo que le parezca bien. [27] Luego añadió al sacerdote Sadoc: ---Volveos en paz a la ciudad, tú con tu hijo Ajimás y Abiatar con su hijo Jonatán. [28] Mirad, yo me detendré por los pasos del desierto, hasta que me llegue algún aviso vuestro. [29] Sadoc y Abiatar volvieron con el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí. [30] David subió la Cuesta de los Olivos; la subía llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus acompañantes llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. [31] Dijeron a David: ---Ajitófel se ha unido a la conspiración de Absalón. David oró: ---¡Señor, que fracase el plan de Ajitófel! [32] Cuando David llegó al humilladero que había en la cima, salió a su encuentro Jusay, el arquita, rasgada la túnica y con polvo en la cabeza. [33] David le dijo: ---Si vienes conmigo, me vas a ser una carga. [34] Pero puedes hacer fracasar el plan de Ajitófel si vuelves a la ciudad y le dices a Absalón: Majestad, soy tu esclavo; antes lo fui de tu padre, ahora lo soy tuyo. [35] Allí tienes a los sacerdotes Sadoc y Abiatar; todo lo que oigas en palacio díselo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.[36] Con ellos estarán allí Ajimás, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar, y por medio de ellos me comunicáis todo lo que averigüéis. [37] Jusay, amigo de David, se fue a la ciudad. Y Absalón entró en Jerusalén.
Segundo libro de Samuel capítulo 16
[1] David había remontado la cima, cuando se encontró con Sibá, criado de Meribaal, con un par de burros aparejados, cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos y un pellejo de vino. [2] El rey le dijo: ---¿Qué significa esto? Sibá respondió: ---Los burros son para que monte la familia del rey; el pan y la fruta, para que coman los criados, y el vino, para que beban los que desfallezcan en el desierto. [3] El rey preguntó: ---¿Y dónde está el hijo de tu amo? Sibá respondió: ---Queda en Jerusalén, porque espera que la casa de Israel le devuelva ahora el reino de su padre. [4] Entonces el rey dijo a Sibá: ---Todo lo de Meribaal es tuyo. Sibá dijo: ---A tus pies, majestad. ¡Gracias por el favor que me otorgas! [5] Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo a medida que se acercaba. [6] Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos --a pesar que toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-- [7] y le maldecía: ---¡Vete, vete, asesino, canalla! [8] El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino. [9] Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: ---Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá y le corto la cabeza! [10] Pero el rey dijo: ---¡No os metáis en mis asuntos, hijo de Seruyá! Déjale que maldiga, que si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas? [11] Luego David dijo a Abisay y a todos sus cortesanos: ---Ya ven, un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. [12] Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy. [13] David y los suyos siguieron su camino, mientras Semeí iba en dirección paralela por la loma del monte, echando maldiciones según caminaba, tirando piedras y levantando polvo. [14] El rey y sus acompañantes llegaron rendidos al Jordán y allí descansaron. [15] Mientras tanto, Absalón y los israelitas entraban en Jerusalén; Ajitófel iba con él. [16] Cuando Jusay, el arquita, amigo de David, se presentó a Absalón, le dijo: ---¡Viva el rey! ¡Viva el rey! [17] Absalón contestó: ---¿Ésa es tu lealtad para con tu amigo? ¿Por qué no te has ido con él? [18] Jusay le respondió: ---¡No, de ninguna manera! Con el que han elegido el Señor, y este pueblo, y todo Israel, yo estaré y con él viviré. [19] Y, además, ¿a quién voy a servir yo sino a su hijo? ¡Como serví a tu padre, te serviré a ti! [20] Luego Absalón preguntó: ---¿Qué me aconsejáis hacer? [21] Ajitófel le respondió: ---Acuéstate con las concubinas que dejó tu padre al cuidado del palacio. Así todo Israel sabrá que has roto con tu padre, y tus partidarios cobrarán confianza. [22] Entonces le instalaron a Absalón una tienda en la azotea, y se acostó con las concubinas de su padre, a la vista de todo Israel. [23] En aquella época los consejos de Ajitófel se recibían como oráculos, lo mismo cuando aconsejaba a David que cuando aconsejaba a Absalón.
Segundo libro de Samuel capítulo 17
[1] Ajitófel propuso a Absalón: ---Voy a seleccionar doce mil hombres para salir en persecución de David esta misma noche. [2] Lo alcanzaré, estará fatigado y acobardado; le daré un susto, y todos los que lo acompañan huirán. Entonces, cuando quede solo, lo mataré [3] y te traeré a todos como una esposa vuelve al marido. Tú quieres matar sólo a una persona, y que todo el pueblo quede en paz. [4] La propuesta le pareció bien a Absalón y a todos los concejales de Israel. [5] Absalón ordenó: ---Llamad también a Jusay, el arquita, a ver qué opina él. [6] Jusay se presentó ante Absalón, y éste le dijo: ---Ajitófel propone esto. ¿Lo hacemos? En caso contrario, ¿qué propones tú? [7] Jusay respondió: ---Por esta vez el consejo de Ajitófel no es acertado. [8] Tú conoces a tu padre y a sus hombres: son valientes y están furiosos como una osa a la que han robado las crías en el campo, y tu padre es práctico en la guerra y no va a pasar la noche mezclado con la tropa. [9] Ahora lo tendrán escondido en una quebrada o en cualquier parte. Si las primeras bajas son de los tuyos, se correrá la noticia de que han derrotado a la tropa de Absalón, [10] e incluso los mejores de los tuyos, valientes como leones, se achicarán, porque todo Israel sabe que tu padre es todo un soldado y los suyos unos valientes. [11] Yo aconsejo lo siguiente: concentra aquí a todo Israel, desde Dan hasta Berseba, numeroso como la arena de la playa, y tú en persona sal con ellos. [12] Iremos adonde esté David, caeremos sobre él como rocío sobre la tierra y no le dejaremos vivo a uno solo de los que lo acompañan. [13] Y si se mete en una población, todo Israel llevará sogas y arrastraremos la ciudad hasta el río, hasta que no quede allí ni un guijarro.[14] Entonces Absalón y los israelitas exclamaron: ---¡El consejo de Jusay, el arquita, vale más que el de Ajitófel! --es que el Señor había determinado hacer fracasar el plan de Ajitófel, que era el bueno, para acarrearle la ruina a Absalón--. [15] Jusay informó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: ---Ajitófel ha aconsejado esto a Absalón y a los concejales de Israel y yo les he aconsejado esto otro. [16] Así que mandad este recado urgente a David: No pases la noche en los llanos del páramo; pasa a la otra parte, para que no te aniquilen con toda tu gente. [17] Jonatán y Ajimás estaban en En-Roguel, porque no podían dejarse ver en la ciudad; una criada iría a pasarles los avisos, y ellos marcharían a comunicárselos al rey David. [18] Pero entonces los vio un muchacho y se lo dijo a Absalón; ellos marcharon a toda prisa y entraron en casa de un hombre en Bajurín. Aquel hombre tenía un pozo en el corral y se metieron en él. [19] La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo y echó encima grano, de modo que no se notara nada. [20] Los criados de Absalón llegaron a la casa de aquella mujer y preguntaron: ---¿Dónde están Ajimás y Jonatán? Ella contestó: ---Se fueron hacia el río. Los buscaron, pero al no encontrarlos se volvieron a Jerusalén. [21] En cuanto marcharon los de Absalón, salieron del pozo y fueron a avisar al rey David. Le dijeron: ---Vamos, cruzad rápidamente el río, porque Ajitófel ha propuesto este plan contra vosotros. [22] David y los que lo acompañaban pasaron el Jordán; estuvieron pasando toda la noche, hasta que lo pasaron todos. [23] Mientras tanto, Ajitófel, viendo que no se había aceptado su consejo, aparejó el burro y se marchó a casa, a su pueblo; hizo testamento, se ahorcó y murió. Lo enterraron en la sepultura familiar. [24] Cuando David llegaba a Majnaym, Absalón pasaba el Jordán con todo Israel. [25] Absalón había nombrado a Amasá jefe del ejército en sustitución de Joab; Amasá era hijo de un tal Yitrá, ismaelita, que vivía con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Seruyá, madre de Joab. [26] Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad. [27] Cuando David llegó a Majnaym, Sobí, hijo de Najás, de Rabá de Amón, Maquir, hijo de Amiel, de Lodabar, y Barzilay, el galaadita, de Roguelín, [28] trajeron colchones, jarras y botijos; trigo, cebada, harina y grano tostado; alubias, lentejas, [29] miel, requesón de oveja y quesos de vaca; se lo ofrecieron a David y a la gente que lo acompañaba para que comieran, diciendo: ---La gente estará cansada, hambrienta y sedienta de caminar por el páramo.
Segundo libro de Samuel capítulo 18
[1] David revistó sus tropas y les nombró jefes y oficiales; [2] luego dividió el ejército en tres cuerpos; uno al mando de Joab; el segundo al mando de Abisay, hijo de Seruyá, hermano de Joab, y el tercero al mando de Itay, el de Gat. Y dijo a los soldados: ---Yo también iré con vosotros. [3] Le respondieron: ---No vengas. Que si nosotros tenemos que huir, eso no nos importa; si morimos la mitad, no nos importa. Tú vales por diez mil de nosotros; es mejor que nos ayudes desde la ciudad. [4] El rey les dijo: ---Haré lo que mejor os parezca. Y se quedó junto a las puertas mientras todo el ejército salía al combate, por compañías y batallones. [5] El rey dio este encargo a Joab, Abisay e Itay: ---¡Cuidadme bien al muchacho, a Absalón! Y todos oyeron el encargo del rey a sus generales. [6] El ejército de David salió al campo para hacer frente a Israel. Se entabló la batalla en la espesura de Efraín, [7] y allí fue derrotado el ejército de Israel por los de David; fue una gran derrota la de aquel día: veinte mil bajas. [8] La lucha se extendió a toda la zona, y la espesura devoró aquel día más gente que la espada. [9] Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en un mulo, y al meterse el mulo bajo el ramaje de una enorme encina, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó. [10] Lo vio uno y avisó a Joab: ---¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina! [11] Joab dijo al que le daba la noticia: ---Y si lo viste, ¿por qué no lo clavaste en tierra, y ahora yo tendría que darte diez monedas de plata y un cinturón? [12] Pero el hombre le respondió: ---Aunque sintiera yo en la palma de la mano el peso de mil monedas de plata, no atentaría contra el hijo del rey; estábamos presentes cuando el rey os encargó a ti, a Abisay y a Itay que le cuidaseis a su hijo Absalón. [13] Si yo hubiera cometido por mi cuenta tal villanía, como el rey se entera de todo, tú te pondrías contra mí. [14] Entonces Joab dijo: ---¡No voy a andar con contemplaciones por tu culpa! Agarró tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón, todavía vivo en el ramaje de la encina. [15] Los diez asistentes de Joab se acercaron a Absalón y lo acribillaron, rematándolo. [16] Joab tocó la trompa para detener a la tropa, y el ejército dejó de perseguir a Israel. [17] Luego agarraron a Absalón y lo tiraron a un hoyo grande en la espesura, y echaron encima un montón enorme de piedras. Los israelitas huyeron todos a la desbandada. [18] Absalón se había erigido en vida una estela en Emec Hammélek, pensando: No tengo un hijo que lleve mi apellido. Grabó su nombre en la estela; hasta hoy se la llama Monumento de Absalón. [19] Ajimás, hijo de Sadoc, dijo: ---Voy corriendo a llevarle al rey la buena noticia de que el Señor le ha hecho justicia de sus enemigos. [20] Pero Joab le dijo: ---No lleves tú hoy la buena noticia, porque ha muerto el hijo del rey. Ya lo harás otro día.[21] Luego ordenó a un etíope: ---Vete a comunicarle al rey lo que has visto. El etíope hizo una inclinación a Joab y echó a correr. [22] Ajimás, hijo de Sadoc, le insistió a Joab: ---Pase lo que pase, voy corriendo yo también detrás del etíope. Joab le dijo: ---¿A qué vas a correr tú, hijo? ¡Si no te van a dar un premio por esa noticia! [23] Ajimás repuso: ---Pase lo que pase, voy corriendo. Entonces Joab le dijo: ---Vete. Ajimás echó a correr, y tomando el atajo por el valle se adelantó al etíope. [24] David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo. [25] El centinela gritó y avisó al rey. El rey comentó: ---Si viene solo, trae buenas noticias. El hombre seguía acercándose. [26] Y entonces el centinela divisó a otro hombre corriendo detrás, y gritó desde encima de la puerta: ---Viene corriendo otro hombre solo. Y el rey comentó: ---También ése trae buenas noticias. [27] Luego dijo el centinela: ---Estoy viendo cómo corre el primero: corre al estilo de Ajimás, el de Sadoc. El rey comentó: ---Es buena persona, viene con buenas noticias. [28] Cuando Ajimás se aproximó, dijo al rey: ---¡Paz! Y se postró ante el rey, rostro en tierra; luego dijo: ---¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha entregado los que se habían sublevado contra el rey, mi señor! [29] El rey preguntó: ---¿Está bien el muchacho, Absalón? Ajimás respondió: ---Cuando tu siervo Joab me envió, vi un gran barullo, pero no sé lo que era. [30] El rey dijo: ---Retírate y espera ahí. Se retiró y esperó allí. [31] Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: ---¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti! [32] El rey le preguntó: ---¿Está bien mi hijo Absalón? Respondió el etíope: ---¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!
Segundo libro de Samuel capítulo 19
[1] Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ---¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! [2] A Joab le avisaron: ---El rey está llorando y lamentándose por su hijo Absalón. [3] Así, la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo. [4] Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate. [5] El rey se tapaba el rostro y gritaba: ---¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío! [6] Joab fue a palacio y dijo al rey: ---Tus soldados, que han salvado hoy tu vida y la de tus hijos e hijas, mujeres y concubinas, están hoy avergonzados de ti, [7] porque quieres a los que te odian y odias a los que te quieren. Hoy has dejado en claro que para ti no existen generales ni soldados. Hoy caigo en la cuenta de que aunque hubiéramos muerto todos nosotros, con que Absalón hubiera quedado vivo, te parecería bien. [8] Levántate, sal a dar ánimo a tus soldados, que, ¡vive el Señor!, si no sales, esta noche te quedas sin nadie, y te pesará esta desgracia más que todas las que te han sucedido desde joven hasta ahora. [9] El rey se levantó, se sentó a la puerta y avisaron a todos: ---¡El rey está sentado a la puerta! Todos acudieron allá. Los israelitas de Absalón habían huido a la desbandada. [10] Y por todas las tribus de Israel la gente discutía: ---El rey nos libró de nuestros enemigos y nos salvó de los filisteos. Si ahora huyó del país fue por culpa de Absalón. [11] Absalón, al que ungimos rey, ha muerto en la batalla; así que, ¿por qué estáis cruzados de brazos y no traéis al rey a su palacio? [12] La propuesta de todo Israel llegó a oídos del rey, que envió esta orden a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: ---Decid a los concejales de Judá: No os quedéis los últimos en llamar al rey. [13] Sois mis parientes, de mi carne y sangre. No os quedéis los últimos en llamar al rey. [14] A Amasá decidle: Eres de mi carne y sangre. Que Dios me castigue si no te nombro de por vida general en jefe de mi ejército en vez de Joab. [15] David se ganó a todos los de Judá, que le siguieron como un solo hombre, y le mandaron este ruego: ---Vuelve con todos tus hombres. [16] El rey volvió y bajó al Jordán, mientras los de Judá iban a Guilgal al encuentro del rey, para acompañarlo en el paso del Jordán. [17] Semeí, hijo de Guerá, benjaminita, de Bajurín, se apresuró a bajar al encuentro del rey David y los de Judá con mil de su tribu. [18] Por su lado, Sibá, criado de la familia de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte criados, atravesaron la corriente del Jordán frente al rey, y puestos a disposición del rey, [19] ayudaron a pasar el vado a la familia real. Semeí, hijo de Guerá, se postró ante el rey cuando éste iba a pasar el Jordán [20] y le dijo: ---No tenga en cuenta, majestad, mi delito; no recuerde la mala acción de un servidor cuando vuestra majestad salía de Jerusalén; no me lo guarde. [21] Tu servidor reconoce su pecado; pero, de toda la casa de José, he venido yo hoy el primero para bajar al encuentro de vuestra majestad. [22] Abisay, hijo de Seruyá, intervino: ---¿Y vamos a dejar vivo a Semeí, que maldijo al ungido del Señor? Semeí maldijo al ungido del Señor, ¿vamos a dejarlo vivo por esto que ha hecho hoy? [23] Pero David habló: ---¡No te metas en mis asuntos, hijo de Seruyá! No me tientes. Siento que hoy vuelvo a ser rey de Israel. ¿Vamos a matar hoy a un hombre en Israel? [24] Luego dijo el rey a Semeí: ---No morirás. Y se lo juró. [25] Meribaal, nieto de Saúl, bajó al encuentro del rey. No se había lavado los pies, ni arreglado la barba, ni lavado la ropa desde que tuvo que irse el rey hasta el día en que volvía victorioso. [26] Y cuando desde Jerusalén llegó adonde estaba el rey, éste le dijo: ---Meribaal, ¿por qué no viniste conmigo? [27] Él respondió: ---Majestad, mi siervo me traicionó. Porque yo me dije: Voy a aparejar la burra para montar y marcharme con el rey --porque tu servidor está cojo--. [28] Pero mi siervo me calumnió ante vuestra majestad. Con todo, vuestra majestad es como un enviado de Dios; haz lo que te parezca bien. [29] Que no son reos de lesa majestad todos los de la familia de mi abuelo, sino sólo unos cuantos. Además, me sentaste a tu mesa, y eso que, ¿qué derecho puedo yo reclamar ante el rey? [30] El rey le dijo: ---¿Por qué hablas sin parar? Lo digo: tú y Sibá os repartiréis las tierras. [31] Meribaal respondió: ---Que él se quede con todo, ya que mi señor, el rey, ha vuelto a casa victorioso. [32] Por su parte, Barzilay, el galaadita, bajó desde Roguelín y siguió hasta el Jordán para escoltar al rey en el río. [33] Barzilay era muy viejo, tenía ochenta años; había sido proveedor real mientras David residía en Majnaym, porque Barzilay era de muy buena posición. [34] El rey le dijo: ---Tú pasa conmigo, que yo voy a ser tu proveedor en Jerusalén. [35] Barzilay repuso: ---Pero, ¿cuántos años tengo para subir con el rey hasta Jerusalén? [36] ¡Cumplo hoy ochenta años! Cuando tu servidor no distingue lo bueno de lo malo, no saborea lo que come o bebe, ni tampoco si oye a los cantores o a las cantoras. ¿Para qué voy a ser una carga más de su majestad? [37] Pasaré un poco más allá acompañando al rey, no hace falta que el rey me lo pague. [38] Déjame volver a mi pueblo, y que al morir me entierren en la sepultura de mis padres. Aquí está mi hijo Quimeán, que vaya él, y lo tratas como te parezca bien. [39] Entonces dijo el rey: ---Que venga conmigo Quimeán, y yo lo trataré como te parezca bien. Y todo lo que quieras encomendarme, yo lo haré. [40] La gente pasó el Jordán. Lo pasó también el rey; luego abrazó a Barzilay, lo bendijo y Barzilay se volvió a su pueblo. [41] El rey siguió hasta Guilgal. Quimeán iba con él. Todo Judá y medio Israel acompañaban al rey. [42] Los israelitas fueron a decirle al rey: ---¿Por qué te han acaparado nuestros hermanos de Judá y han ayudado al rey, a su familia y a toda su gente a pasar el Jordán? [43] Pero todo Judá respondió a los de Israel: ---¡Es que el rey es más pariente nuestro! ¿Por qué os molestáis? ¿Ni hemos comido nosotros a costa del rey ni hemos sacado provecho? [44] Los de Israel respondieron a los de Judá: ---¡Nos tocan diez partes del reino, y además tenemos más derechos que vosotros! ¡No nos despreciéis! ¿No hemos sido los primeros en hacer volver al rey? Pero los de Judá les respondieron con palabras aún más duras.
Segundo libro de Samuel capítulo 20
[1] Estaba allí por casualidad un desalmado llamado Sebá, hijo de Bicrí, benjaminita, que tocó la trompeta, y dijo: ---¿Qué nos repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel! [2] Los israelitas, dejando a David, siguieron a Sebá, hijo de Bicrí, mientras que los de Judá, desde el Jordán hasta Jerusalén, siguieron fieles al rey. [3] Cuando David llegó a su palacio de Jerusalén, encerró en el harén a las diez concubinas que había dejado al cuidado del palacio; las mantenía, pero no se acostó con ellas; quedaron como viudas de por vida. [4] Luego ordenó a Amasá: ---Moviliza a los hombres de Judá. Tienes tres días. Luego preséntate aquí. [5] Amasá marchó para reclutar a los de Judá, pero se retrasó del plazo señalado. [6] David dijo entonces a Abisay: ---Sebá, hijo de Bicrí, nos va a ser ahora más peligroso que Absalón. Vete con los soldados a perseguirlo; no llegue a las plazas fuertes y se nos escape. [7] Salieron, pues, con Abisay, Joab, los quereteos, los peleteos y todos los guerreros de David; salieron de Jerusalén en persecución de Sebá, hijo de Bicrí. [8] Cuando estaban junto a la piedra grande que hay en Gabaón, apareció Amasá. Joab llevaba sobre el uniforme un tahalí con la espada envainada, ceñida al muslo: la espada se le salió y cayó. [9] Joab saludó a Amasá: ---¿Qué tal estás, hermano? Y mientras lo besaba, le agarró la barba con la mano derecha. [10] Amasá no se percató de la espada que tenía Joab en la mano izquierda y le clavó la espada en la ingle, le salieron fuera los intestinos y, sin necesidad de otro golpe, Amasá murió. Joab y su hermano Abisay persiguieron a Sebá, hijo de Bicrí. [11] Uno de los soldados de Joab se colocó junto a Amasá y dijo: ---¡Los de Joab y los de David que sigan a Joab! [12] Amasá seguía bañado en sangre, en medio de la calzada. Aquel hombre, viendo que todos los que llegaban junto al cadáver se paraban, retiró a Amasá de la calzada al campo y le echó encima un paño. [13] Cuando el cadáver quedó fuera de la calzada, todos siguieron a Joab en persecución de Sebá, hijo de Bicrí. [14] Sebá pasó por todas las tribus de Israel. Después se fue a Prado de Bet-Maacá, y todo el clan de Bicrí se metió allí detrás de él. [15] Llegó Joab y cercó a Prado de Bet-Maacá; levantó un terraplén contra la ciudad y los soldados de Joab comenzaron a socavar la muralla. [16] Una mujer hábil de la ciudad, plantada en el bastión, gritó: ---¡Oíd, oíd! Decid a Joab que se acerque, que tengo que hablar con él. [17] Joab se le acercó y ella preguntó: ---¿Eres tú Joab? Él dijo: ---Sí. Y ella entonces: ---Escucha las palabras de tu sierva. Joab respondió: ---Te escucho. [18] Y la mujer habló así: ---Solían decir antiguamente: Que pregunten en Prado, y asunto concluido. [19] Somos israelitas cabales. Tú intentas destruir una capital de Israel. ¿Por qué quieres aniquilar la heredad del Señor? [20] Joab respondió: ---¡Eso ni pensarlo, líbreme Dios de aniquilar y destruir! [21] No se trata de eso, sino de que uno de la serranía de Efraín, llamado Sebá, hijo de Bicrí, se ha sublevado contra el rey David. Entregádnoslo a él solo y me alejaré de la ciudad. La mujer dijo entonces a Joab: ---Ahora te echamos su cabeza por la muralla. [22] Con su ingenio convenció a la gente. Decapitaron a Sebá, hijo de Bicrí, y le tiraron a Joab la cabeza. Joab tocó la trompa, y dejando el asedio, marcharon cada cual a su casa. Joab volvió a Jerusalén, al palacio real. [23] Joab era general en jefe del ejército; Benayas, hijo de Yehoyadá, mandaba a los quereteos y peleteos; [24] Yorán estaba encargado de las brigadas de trabajadores; Josafat, hijo de Ajilud, heraldo; [25] Sisá, cronista, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes. [26] También Irá, el de Yaír, era capellán real.
Segundo libro de Samuel capítulo 21
[1] En el reinado de David hubo hambre durante tres años consecutivos, y David consultó al Señor. El Señor respondió: ---Saúl y su familia están todavía manchados de sangre por haber matado a los gabaonitas. [2] Los gabaonitas no pertenecían a Israel, sino que eran un resto de los amorreos; los israelitas habían hecho un pacto con ellos, pero Saúl, en su celo por Israel y Judá, intentó exterminarlos. El rey David los convocó [3] y les dijo: ---¿Qué puedo hacer por vosotros y cómo puedo indemnizarlos, de modo que bendigáis la heredad del Señor? [4] Los gabaonitas contestaron: ---Nosotros no queremos plata ni oro de Saúl y su familia, ni queremos que muera nadie de Israel. David les dijo: ---Haré lo que me pidan. [5] Entonces dijeron: ---Un hombre quiso exterminarnos, y pensó destruirnos y expulsarnos del territorio de Israel. [6] Que nos entreguen siete de sus hijos varones, y los colgaremos en honor del Señor, en Gabaón, en la montaña del Señor. David respondió: ---Yo os los entregaré. [7] Perdonó la vida a Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el pacto sagrado que unía a David y Jonatán; [8] pero a Armoní y Meribaal, los dos hijos de Saúl y Rispá, hija de Ayá, y a los cinco hijos de Adriel, hijo de Barzilay, el de Mejolá, y de Merab, hija de Saúl, [9] se los entregó a los gabaonitas, que los colgaron en el monte ante el Señor. Murieron los siete a la vez; fueron ajusticiados durante la siega al comienzo de la siega de la cebada. [10] Rispá, hija de Ayá, agarró un saco, lo extendió sobre la peña y desde el comienzo de la siega hasta que llegaron las lluvias estuvo allí espantando día y noche a las aves y a las fieras. [11] Cuando le contaron a David lo que hacía Rispá, hija de Ayá, concubina de Saúl, [12] fue a pedir a los de Yabés de Galaad los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán que los habían recogido a escondidas en la plaza de Beisán, donde los colgaron los filisteos después de la derrota de Saúl en Gelboé. [13] Trajo de allí los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán y los juntaron con los huesos de los ajusticiados. [14] Los enterraron a todos en el territorio de Benjamín, en Selá, en la sepultura de Quis. Hicieron todo lo que mandó el rey y Dios se aplacó con el país. [15] Estalló de nuevo la guerra entre los filisteos e Israel. David bajó con sus oficiales, acamparon en Gob y dieron batalla a los filisteos. David estaba exhausto. [16] Entonces se adelantó uno de la raza de los gigantes, con una lanza de bronce de tres kilos y una espada nueva, diciendo que iba a matar a David. [17] Pero Abisay, hijo de Seruyá, defendió a David, hirió al filisteo y lo mató. Entonces los de David le exigieron: ---¡Por Dios, no salgas más con nosotros a la batalla, para que no apagues la lámpara de Israel! [18] Después se reanudó en Gob la batalla contra los filisteos. Sibcay, el husita, hirió a Asaf, uno de la raza de los gigantes. [19] Después se reanudó en Gob la batalla contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Yaír, el de Belén, mató a Goliat, el de Gat, que llevaba una lanza larga como percha de tejedor. [20] Después se reanudó la batalla en Gat. Había un gigante con seis dedos en manos y pies, veinticuatro en total, que también era de la raza de los gigantes; [21] desafió a Israel, pero Jonatán, hijo de Samá, hermano de David, lo mató. [22] Esos cuatro hombres de la raza de los gigantes eran de Gat, y cayeron a manos de David y sus oficiales.
Segundo libro de Samuel capítulo 22
[1] Cuando el Señor lo libró de sus enemigos y de Saúl, David entonó este canto: [2] Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. [3] Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte, mi refugio, que me salvas de los violentos. [4] Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. [5] Cuando me cercaban olas de la muerte, torrentes destructores me aterraban, [6] me envolvían los lazos del Abismo, me alcanzaban los lazos de la muerte, [7] en el peligro invoqué al Señor, invoqué a mi Dios: Desde su templo él escuchó mi voz, mi grito llegó a sus oídos. [8] Tembló y retembló la tierra, vacilaron los cimientos del cielo, sacudidos por su cólera. [9] De su nariz se alzaba una humareda, de su boca un fuego voraz, y lanzaba ascuas al rojo. [10] Inclinó el cielo y descendió con nubarrones bajo los pies; [11] volaba a caballo de un querubín, se cernía sobre las alas del viento, [12] envuelto en un toldo de oscuridad, denso aguacero y nubes espesas; [13] al fulgor de su presencia se encendían centellas; [14] el Señor tronaba desde el cielo, el Soberano hacía oír su voz. [15] Disparando sus saetas los dispersaba, su relámpago los enloquecía. [16] Al bramido del Señor con su nariz resoplando de cólera apareció el fondo del mar y se vieron los cimientos del mundo. [17] Desde el cielo alargó la mano y me agarró, para sacarme de las aguas caudalosas, [18] me libró de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. [19] Me hacían frente el día funesto, pero el Señor fue mi apoyo: [20] me sacó a un lugar espacioso, me libró porque me amaba. [21] El Señor me pagó mi rectitud, retribuyó la pureza de mis manos, [22] porque seguí los caminos del Señor, y no me rebelé contra mi Dios; [23] porque tuve presentes sus mandatos, y no me aparté de sus preceptos; [24] estuve enteramente de su parte, guardándome de toda culpa; [25] el Señor retribuyó mi rectitud, mi pureza en su presencia. [26] Con el leal tú eres leal, con el íntegro tú eres íntegro, [27] con el sincero tú eres sincero, con el taimado tú eres sagaz. [28] Tú salvas al pueblo afligido, tu mirada humilla a los soberbios. [29] Señor, tú eres mi lámpara; Señor, tú alumbras mis tinieblas. [30] Confiado en ti me meto en la batalla, confiado en mi Dios asalto la muralla. [31] El camino de Dios es perfecto, la promesa del Señor es digna de confianza, es escudo para los que a él se acogen. [32] ¿Quién es Dios fuera del Señor? ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? [33] Dios es mi fuerte refugio, me enseña un camino perfecto; [34] él me da pies de ciervo y me coloca en las alturas; [35] él adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tensar la ballesta. [36] Me prestaste el escudo de tus victorias, multiplicaste tus cuidados conmigo. [37] Ensanchaste el camino ante mis pasos, y no flaquearon mis tobillos. [38] Perseguiré al enemigo hasta extirparlo, y no volveré sin haberlo aniquilado. [39] Los destruiré, los derrotaré, no podrán rehacerse: ¡cayeron bajo mis pies! [40] Me ceñiste de valor para la lucha, doblegaste a los que se me resistían; [41] hiciste volver la espalda a mis enemigos, reduje al silencio a mis adversarios. [42] Pedían auxilio, nadie los salvaba; gritaban al Señor, no les respondía. [43] Los reduje a polvo de la tierra, los desmenucé como barro de la calle. [44] Me libraste de las contiendas de mi pueblo, me reservaste para cabeza de naciones. Un pueblo extraño fue mi vasallo, [45] los extranjeros me adulaban, me escuchaban y me obedecían. [46] Los extranjeros flaqueaban y salían temblando de sus baluartes. [47] ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca! Glorificado sea mi Dios, Roca salvadora: [48] el Dios que me dio el desquite y me sometió los pueblos; [49] que me sacó de entre los enemigos, me levantó sobre los que me resistían, y me salvó del hombre violento. [50] Por eso te daré gracias ante las naciones, y tañeré, Señor, en tu honor: [51] Tú diste gran victoria a tu rey, fuiste leal con tu Ungido, con David y su descendencia por siempre.
Segundo libro de Samuel capítulo 23
[1] Oráculo de David, hijo de Jesé, oráculo del hombre enaltecido, ungido del Dios de Jacob, favorito de los cantores de Israel. [2] El Espíritu del Señor habla por mí, su palabra está en mi lengua. [3] Me dijo el Dios de Jacob, me habló la Roca de Israel: El que gobierna a los hombres con justicia, el que gobierna respetando a Dios, [4] es como la luz del alba al salir el sol, mañana sin nubes tras la lluvia, que hace brillar la hierba del suelo. [5] Mi casa está firme junto a Dios, que me dio un pacto eterno, bien formulado y mantenido. ¡Él hará prosperar mis deseos de salvación! [6] Pero los malvados serán como cardos, que se tiran y nadie recoge; [7] nadie se acerca a ellos sino con el hierro y leño de la lanza y con fuego que los abrasa. [8] Nombres de los guerreros de David: Isbaal, el jaquemonita, primero de la terna, que blandió el hacha y mató a ochocientos en una sola acometida. [9] Segundo, Eleazar, hijo de Dodí, el ajojita. Estuvo con David en Fesdamín, cuando los filisteos se concentraron allí para el combate; los israelitas se retiraban, [10] pero él estuvo matando filisteos hasta que se le rindió el brazo y la mano se le pegó a la espada. El Señor dio a Israel aquel día una gran victoria; detrás de él, el ejército se volvió para saquear. [11] Tercero, Samá, hijo de Agé, el ararita. Los filisteos se concentraron en Lejí, donde había una tierra toda sembrada de lentejas; el ejército huyó ante los filisteos, [12] pero Samá se plantó en medio de la tierra y la recuperó, mató a los filisteos, y el Señor concedió una gran victoria. [13] Tres de los treinta fueron a David, al comienzo de la siega, al refugio de Adulán, cuando una banda de filisteos acampaba en el Valle de Refaím. [14] David estaba entonces en el refugio y la guarnición filistea estaba en Belén. [15] David sintió sed y exclamó: ---¡Quién me diera agua, la del pozo junto a la puerta de Belén! [16] Los tres guerreros irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo, junto a la puerta de Belén, y se la llevaron a David. Pero David no quiso beberla, sino que la derramó como obsequio al Señor, [17] diciendo: ---¡Líbreme Dios! ¡Sería beber la sangre de estos hombres, que han ido allá exponiendo la vida! Y no quiso beberla. Éstas fueron las hazañas de los tres guerreros. [18] Abisay, hermano de Joab, hijo de Seruyá, era jefe de los treinta. Blandiendo su lanza mató a trescientos, ganando renombre entre los treinta; [19] se destacó entre ellos; fue su jefe, pero no llegó a igualar a los tres. [20] Benayas, hijo de Yehoyadá, natural de Cabseel, era un tipo aguerrido, rico en hazañas. Mató a los dos moabitas, hijos de Ariel, y bajó a matar al león en la cisterna el día de la nieve. [21] Mató también a un egipcio de gran estatura, que empuñaba una lanza: Benayas fue hacia él con un palo, le arrebató la lanza y con ella lo mató. [22] Ésa fue la hazaña de Benayas, hijo de Yehoyadá, con la cual ganó renombre entre los treinta guerreros. [23] Se destacó entre ellos, pero no llegó a igualar a los tres. David lo puso al frente de su escolta personal. [24] Asael, hermano de Joab, era de los treinta. Pertenecían también al grupo de los treinta: Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; [25] Samá, el de Jarod; Elicá, el de Jarod; [26] Jeles, el peleteo; Irá, hijo de Iqués, de Tecua; [27] Abiezer, de Anatot; Sibecay, el husita; [28] Salmón, el ajojita; Mahray, el netofatita; [29] Jéleb, hijo de Baná, de Netof; Itay, hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín; [30] Benayas, de Piratón; Hiday, de Río Gaas; [31] Abialbón, de Arabá; Azmaut, de Bajurín; [32] Elyajbá, el saalbonita; Yasán; Jonatán, [33] hijo de Samá, el ararita; Ajián, hijo de Sarar, el ararita; [34] Elifélet, hijo de Ajasbay, de Maacá; Elián, hijo de Ajitófel, guilonita. [35] Jesray, de Carmel; Paray, de Arab; [36] Yigal, hijo de Natán, de Sobá; Baní, el gadita, [37] Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Seruyá; [38] Irá, de Yatir; Gareb, de Yatir; [39] Urías, el hitita. Total, treinta y siete.
Segundo libro de Samuel capítulo 24
[1] El Señor volvió a encolerizarse contra Israel e instigó a David contra ellos: ---Anda, haz el censo de Israel y Judá. [2] El rey ordenó a Joab y a los oficiales del ejército que estaban con él: ---Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población para que yo sepa cuánta gente tengo. [3] Joab le respondió: ---¡Que el Señor, tu Dios, multiplique por cien la población y que su majestad lo vea con sus propios ojos! Pero, ¿qué pretende vuestra majestad con este censo? [4] La orden del rey se impuso al parecer de Joab y de los oficiales del ejército, y salieron de palacio para hacer el censo de la población israelita. [5] Pasaron el Jordán y empezaron por Aroer y por la población que hay en medio de la vaguada, hacia Gad y hasta Yazer. [6] Llegaron a Galaad y al territorio hitita, a Cades. Llegaron a Dan y de allí rodearon hacia Sidón.[7] Llegaron a la fortaleza de Tiro y todas las poblaciones de los heveos y cananeos; luego salieron al sur de Judá, hacia Berseba. [8] Así recorrieron todo el territorio, y al cabo de nueve meses y veinte días volvieron a Jerusalén. [9] Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá, quinientos mil. [10] Pero después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor: ---He cometido un grave error. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque he hecho una locura. [11] Antes de que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la Palabra del Señor:[12] ---Vete a decir a David: Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno y yo lo ejecutaré. [13] Gad se presentó a David y le notificó diciéndole: ---¿Qué castigo escoges? Tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo o tres días de peste en tu territorio. ¿Qué le respondo al Señor, que me ha enviado? [14] David contestó: ---¡Estoy en un gran apuro! Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres. [15] El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado. Y desde Dan hasta Berseba murieron setenta mil hombres del pueblo. [16] El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolarla. El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel, que estaba asolando a la población: ---¡Basta! ¡Detén tu mano! El ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo. [17] Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor: ---¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia. [18] Y Gad fue aquel día a decir a David: ---Vete a edificar un altar al Señor en la era de Arauná, el jebuseo. [19] Fue David, según la orden del Señor que le había comunicado Gad, [20] y cuando Arauná se asomó y vio acercarse al rey con toda su corte, salió a postrarse ante él, rostro en tierra. [21] Y dijo: ---¿Por qué viene a mí vuestra majestad? David respondió: ---Vengo a comprarte la era para construir un altar al Señor y que cese la mortandad en el pueblo.[22] Arauná le dijo: ---Tómela su majestad, y ofrezca en sacrificio lo que le parezca. Ahí están los bueyes para el holocausto y los trillos y los yugos para leña. [23] Tu servidor se lo entrega todo al rey. Y añadió: ---¡El Señor, tu Dios, acepte tu sacrificio! [24] Pero el rey le dijo: ---No, no. Te la compraré pagándola al contado. No voy a ofrecer al Señor, mi Dios, víctimas que no me cuestan. Así, compró David la era y los bueyes de Arauná por medio kilo de plata. [25] Construyó allí un altar al Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de comunión, el Señor se aplacó con el país y cesó la mortandad en Israel.


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